lunes, 14 de febrero de 2011

El árbol de la ciencia parte II Las carnarias

Bueno ya estoy aquí de nuevo para proseguir con los desdichados sucesos de la vida de Andrés Hurtado. Antes de empezar, me gustaría hacer un pequeño resumen de lo que ya habíamos explicado.
Andrés se sentía triste y desolado, pues no veía mejora en la sociedad española que le rodeaba. Los días pasaban y, Andrés se sentía frustrado y desilusionado. En la universidad, no creía en esperanza alguna, los profesores no buscaban la motivación del alumno sino que basaban sus métodos de enseñanza en antiguos sistemas de memorización. Algunos de ellos eran incluso estúpidos y dejaban que los alumnos hicieran burla en sus clases.
No contento con eso, Andrés experimentó una experiencia chocante para el que le sacó de sus casillas en el hospital de San Juan de Dios. A todo esto, hay que sumarle el poco afecto que sentía por su familia, en especial por su padre y hermano con quienes encontraba tantas divergencias de carácter y pensamiento.
Al cabo de un tiempo, Andrés hace un exámen en el Hospital General para entra de interno junto a Montaner y Aracil. Este último aprueba junto con Andrés y ambos entran de internos en el Hospital, y lo compaginaba con sus estudios. En el Hospital, Andrés mantubo contacto con diversas clases de personas, entre ellas, las monjitas de la caridad, o un cura llamado padre Juan, que cuidaba de los enfermos terminales con devoción. Andrés se fijó particularmente en ese extraño tipo y pensó como alguien podía dedicar-se a semejante acto. A Andrés le provocaba repulsión. Con el paso del tiempo, Andrés estrecha su relación con Aracil, y ambos separan un tanto sus vidas con al de Montaner.

Pues bien, hasta aquí llega la primera parte, empecemos pues, el resumen de la segunda.


SEGUNDA PARTE: LAS CARNARIAS
La relación entre Julio y Andrés se estrechó. Julio contaba con Andrés para contarle todo tipo de confesiones que solo contaría a un amigo y Andres lo escuchaba. Un día cualquiera, Julio le dijo a Andrés que tenia una amada llamada Niní, que a su vez tenía una hermana, Lulu, ambas hijas de una viuda pobre llamada doña Leoparda. Julio y Andrés hicieron una visita a casa de Niní y Lulú, también conocidas como las Minglanillas, todo formaba parte de una idea de Julio para juntar a Andrés con la hermana de su amada, Lulú. Durante la visita, Andrés se mostró frío, aunque entabló conversación con Lulú a quien encontró, no muy bella pero decidida y con caràcter.
Días después, Andrés Asistió  a una fiesta en casa de la Minglanillas, a la cual también asistió Aracil, y amigos de este. Durante el baile, Andrés se sentó junto a Lulú con quien mantuvo una agradable conversa. Andrés encontró a Lulú con mejor aspecto esa noche. Pasada una cierta hora, Andrés se fue con Júlio y dos de sus amigos, Antonio Casares y el sainetero a casa de una señora llamada Doña Virginia, una comadrona de 75 años que había instaurado en su casa un negocio muy sucio y ruin. Este se basaba en el tráfico de mujeres, a quienes robaba los hijos para después venderlos como objetos.
Visto que no se podían quedar el grupo de hombres marchó hacia otro lugar junto con el director de "el masón Ilustrado" que se les había unido. De camino, se encontraron con Victoria, amigo de Aracil, e hijo del prestamista. El grupo de amigos dieron con la casa de un tal Villasús, poeta bohemio que tenía dos hijas Pura y Ernestia. Permanecieron dentro de la casa hasta que Hurtado, harto de el recochineo y la chulería de el director de "el masón Ilustrado", tubo una pelea con el susodicho.
Andrés estrechó su relación con Lulú. Le parecía una chica auténtica que no tenía pelos en la lengua, sin vergüenza al hablar. A Andrés le parecían unas características admirables, y descubrió aspectos de la vida de Lulú, un tanto duros, y con el transcurso del tiempo fue definiendo una personalidad para Lulú. Andrés se interesaba por sus aficiones y le gustaba que le diera su opinión respecto diferentes temas, y pasaba largas tardes en su casa, conversando. El piso de Lulú era humilde, y, por supuesto, lo habitaban personas humildes. Andrés fue conociendo a las personas de la escalera y también sus vidas, sobre las cuales reflexionaba profundamente, pues le parecían, fascinantes a la par que le generaban una repulsión y un desánimo devastadores. Doña Venancia, era, por ejemplo, una mujer ya mayor que vivía en la escalera, que creía que el aristócrata estaba por encima de lo demás. No tenía apenas amor propio, y dejaba que personajes como su yerno, se aprovecharan de ella y de su esfuerzo por ganarse la vida.
Hablaba Andrés con su tío Iturrioz de temas trascendentales, y visto lo visto,era de esperar que Andrés le trajera nuevas dudas a su tío. Juntos conversaron toda la tarde y dijo Iturrioz a su sobrino que la vida es lucha, lucha de un ser vivo contre los obstáculos, y eso era lo que hacían los habitantes del piso de Lulú.

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